Relatos Sexo

BENDITA EUROCOPA

Elena volvía del gimnasio, de su clase diaria de spinning, cuando recibió una llamada en su móvil. La pantalla del móvil se iluminaba y apagaba con el nombre de “Dani Uni”. Contestó a la llamada con un gesto de sorpresa.

– Si? Dani? 

– Hola Elena, que tal estás? 

– Bien, aunque un poco cansada. Me pillas que vengo del gimnasio. Y tú qué tal?

– Pues ahora mismo en casa y pensando en ti… Hoy hay partido de Eurocopa, juega nuestra selección y te quería proponer un plan.

– Tus planes me dan un poco de miedo y si encima hay fútbol, pues todavía me seduce menos.

– Que va mujer, la idea es verlo en mi piso y luego cenar aquí. Además, vendrá un amigo mío, José, creo que os habéis visto en un par de ocasiones. Qué te parece?

– José… es tu amigo alto, moreno, de ojos verdes expresivos no?

– Si ese, que tiene un aire a Tarzán, pero porque hace mucho el mono eh jeje

– Ya recuerdo… así que los tres solos en tu casa y yo la única mujer. Pues ya me podéis cuidar e intentar no reíros de mi ni tomarme el pelo. Como quedamos entonces?

– Si quieres le digo a José que pase a por ti, ya que le pilla de camino a mi piso y yo mientras voy preparando las cosas.

– A José?! Pero Dani, si nos hemos visto dos veces contadas y apenas hemos hablado nada. Sabes que me entra una vergüenza descomunal en estos casos, y me quedo bloqueada…

– Venga mujer, si vas a estar en buena compañía y encima el partido es la semifinal, que se juegan mucho.

– No se Dani, me apetece estar en casa descansando, aunque no tengo mucho que hacer. Ya sé, voy con una condición, si le puedes pedir a tu padre una botella de ese vino que tiene él que tanto me gusta. Te acuerdas de lo contenta que me puse en la cena de tu cumpleaños con solo dos copas? Jaja

– Bueno venga, pero se lo pediré porque eres irresistible, ya te estoy imaginando mirándome con esos ojos azules y esa carita de pena… eso no vale, es trampa!! Jejeje

– No me digas esas cosas que me pongo roja Dani, ya sabes que no me gustan los piropos. A qué hora entonces pasa José a por mí? Ay no se que ponerme.

– Pues a las 19 horas pasa a por ti, que el partido es a las 19:30. Le doy tu número de móvil y cuando esté bajo de tu piso, que te haga una perdida y bajas. Por cierto, tiene un Q7 en negro, para que no te subas en otro ehh.

– Oye!!! Que yo tonta no soy, y le hago caso a mis padres, no me subo en coches ajenos jajaja Perfecto, estaré lista a esa hora, y si, dale mi número de móvil. Espero que no sea un lunático y me acose por teléfono luego jajajaja

– No mujer, la faceta de lunático aun no la ha desarrollado, de momento te libras jejeje. Un beso y nos vemos luego, ciao.

– Otro para ti Dani, ciao!!

Al entrar en casa, se miró en el espejo del recibidor, se encontraba cansada pero a pesar de todo, atractiva. Se notaban las horas de spinning y los ejercicios del gimnasio. Acto seguido se fue directa a su habitación. Puso la radio y empezó a quitarse la ropa hasta quedarse en ropa interior frente al armario abierto de par en par. Con ademán dubitativo, registraba los cajones en busca de algo que le llamase la atención. No sabía que ponerse y eso le preocupaba. Un vestido, demasiado arreglada. Una camiseta y un pantalón, igual demasiado casual. Pero si es un partido de fútbol (pensó).

Sacó del cajón unos leggins negros y una camiseta amarilla clarita de tirantes. Se enfundó los leggins y la camiseta y se miró en el espejo. Se dio una vuelta como si se tratase de una modelo encima de la pasarela y lo que vio le gustó y mucho. Su culo según sus amigas y amigos, era perfecto. Redondo, duro y en su sitio, se posaba encima de unas piernas largas y sensuales para terminar en unos pies de geisha. Se pegó un par de cachetes en el culo frente al espejo y efectivamente aquello mantuvo la línea en todo momento.

La camiseta le venía un poco corta, se le veía el ombligo y no le tapaba el culo que era lo que pretendía. La descartó y se puso a buscar otra. Enseguida encontró una camiseta color hueso con unas letras en francés en la parte de delante. Se la puso y esta sí que le tapaba el culo, además también era de tirantes y con buen escote. Sus pechos no eran muy grandes, una talla 90 pero estaban muy bien puestos y turgentes. Se dejaban ver los lunares que tenía en ellos, así como un estupendo canalillo que bien podía ser la envidia de todas las vedets del mismísimo Moulin Rouge. Mirándose al espejo, se levantó un poco la camiseta para volver a ver cómo le quedaban los leggins, y se dio cuenta que se le marcaba mucho el coño, era un perfecto triangulo pequeñito el cual si se fijaba mucho, se notaban levemente los labios. Se pasó la mano por esa zona y estiró un poco los leggins para intentar disimular los labios, pero no hubo suerte.

Ya tenía claro lo que se iba a poner, ahora solo faltaba el calzado. La tarea fue fácil, se puso sus sandalias favoritas que combinaban a la perfección con todo tipo de ropa. Al terminar, se quitó toda la ropa y la plegó dejándola en la cama preparada para ponérsela. Se puso su camisón de verano de la pantera rosa y se fue a comer y a dormir un poco la siesta.

Quedaban 10minutos para que viniese José a por ella y ya estaba arreglada. Se había planchado el pelo y pintado un poco los labios y ojos. Se volvió a mirar al espejo por enésima vez y estaba reluciente. El look era informal pero ella se veía muy bien. De pronto, recibió una llamada en su móvil, no tenía el número identificado así que supuso que sería José. En efecto era él, y le comunicó que se había adelantado y llegaría 5 minutos antes de la hora. Las prisas la invadieron, ahora todo eran carreras por la casa, bolso, llaves, móvil, maquillaje, pintalabios, pañuelos de papel… Se puso su perfume y se sentó en el sofá como si esperara el autobús. El móvil volvió a sonar, pero esta vez, paró enseguida. José ya estaba abajo esperándola.

Como ritual, Elena antes de marcharse de casa, volvió a mirarse al espejo y se dijo a sí misma, “es solo un partido de futbol, no tengo que estar nerviosa ni tener vergüenza”. Cerró la puerta y fue al encuentro con José.

El Q7 estaba esperándola con la ventanilla del copiloto bajada. Justo al salir del portal, José la saludo desde dentro y la invitó a subir. Ella entró y echo un vistazo al interior del coche. Era la primera vez que subía en un Q7. Todas aquellas lucecitas, el confort de los asientos y el perfume de él, se mezclaron en un montón de pensamientos imposibles de descifrar. Puso rumbo a casa de Dani, y en menos de lo esperado ya se encontraban aparcando en el garaje de la casa de Dani. Apenas habían tenido tiempo de hablar en el coche, se dedicaron a observarse discretamente el uno al otro mientras las canciones se iban sonando.

Al salir del coche, estaba Dani junto al acceso al primer piso de su casa. Iba vestido con un pantalón corto blanco y una camiseta de color azul claro con letras dispares.

– Que pasa José!? Como te va todo?

– Bien Dani, aquí te traigo a Elena, que ha venido muy guapa para ver el fútbol. Al final tendremos que verla a ella en vez del partido.

– Ya os vale a los dos eh, al final haréis que me ponga roja ¡!

– José voy a la cocina a por los refrescos, id subiendo al último piso que está todo preparado, ahora subo yo.

Elena fue la primera en empezar a subir la escalera, seguido de José, el cual se quedó impresionado con lo que tenía a la altura de los ojos. Las piernas y el culo de ella se movían de forma muy sensual, delante de la cara de José, le invitaban a desenvolverlo como si de un bombón se tratase, a besarlo, lamerlo, tocarlo…

Una vez arriba, ella se sentó en la parte derecha del sofá, dejando el resto libre. Mientras tanto José se fue a la cocina a por hielo para los refrescos y se sentó en un sillón al lado de ella, se sentía incomodo ya que la atracción por ella cada vez iba a más. Era la tercera vez que la veía pero nunca había tenido la oportunidad de estar tan cerca, de sentir su olor y de comprobar su perfecta belleza.

– Oye pareja, a ver qué hacéis que me pongo celoso eh -dijo Dani entrando al salón.

Elena sonrió dejando ver unos dientes blancos como perlas. Miró a los dos amigos y dijo “yo no hago nada nunca, soy muy buena chica, ya me conocéis”. Dani se sentó al lado de Elena y le ofreció el bol de palomitas, no sin antes gastarle una broma sobre la elevada temperatura de las palomitas.

Empezó el partido y ella se encontraba más relajada. Lo peor ya había pasado, ahora solo tenía que dejarse llevar por el partido. A los pocos minutos gol. La selección marca y los tres lo festejan poniéndose de pie y aplaudiendo.

 – Vamos!! grita Dani, a estos nos los comemos seguro ¡!-. José la miró y movió la cabeza con gesto de asentimiento.

Ella por el rabillo del ojo derecho, miraba a José, se notaba que iba al gimnasio, la camiseta dejaba entrever unos buenos músculos y eso le gustó, los dos eran unos amantes del deporte.

El equipo rival marca gol y empata el partido. Ahora los gestos de los tres son de rabia, aunque el ambiente de fiesta sigue predominando y las tonterías siguen invadiendo el salón.

Justo antes del final de la primera parte, la selección vuelve a marcar gol para adelantarse en el marcador. Dani se pone de pie como un resorte gritando, contagiando a Elena y José que se acercan para hacer una piña. Los cuerpos se juntan y se mezcla el aroma de las palomitas, con los perfumes, hormonas… Ella se encuentra entre dos torres, se siente protegida a la vez que seducida por estos dos Adonis.

– Oye Elena, al final resultará que hueles bien y todo eh! Se ve que hoy te has duchado antes de venir jaja

– Hoy y siempre, tonto!

– Venga Dani, déjala un poco, no ves que está un poco nerviosa por la situación. El partido digo.

Ella si se sentía nerviosa sí, pero ya no era por el partido, sino porque deseaba estar otra vez en contacto con los dos cuerpos a la vez, poder sentir el calor de ambos. El árbitro pita el final de la primera parte y José se pone de pie para irse al baño.

– Que te parece mi amigo José? No está nada mal no? Creo que le gustas, aunque no me hagas mucho caso.

– Que dices Dani. A él le gustan las chicas guapas, no yo. Además hoy hemos venido a ver el fútbol y a cenar, así que no me líes con nadie que estoy muy bien sola.

– Bah, yo te digo lo que veo eh… que luego todo se sabe, y eso de que tú no eres guapa, déjame ponerlo en duda. Creo que eres la chica más guapa y atractiva que se ha sentado en este sofá, debería ponerle tu nombre jaja.

– Que zalamero eres por favor, no me creo nada.

– De que hablabais que os he oído reír? Dijo José entrando al salón.

– Nada tío, que Elena dice que si gana la selección te presenta a una amiga que igual le puedes gustar o no sé qué.

– Amigas? No sé yo, hace cuatro meses que lo dejé con mi novia y no tengo ganas de nada, creo que me voy a ir a un convento a vestir santos.

– No seas así José, que estás muy bien, y seguro que puedes tener a la que quieras.

– Si bueno eso dicen, pero luego a la hora de elegir huyen como si de un incendio se tratase.

– Dejad de ligar que el partido ya va a empezar, que no me apetece sacar el violín para tocaros una sinfonía.

Elena se encontraba más nerviosa si cabe. A su izquierda estaba Dani, que le miraba de vez en cuando el escote con disimulo, aunque no disimulaba muy bien, y a su derecha en un sillón apoltronado José, que la miraba con ojos lascivos.

Desde los pies hasta el cuello comenzó a subirle calor, mucho calor, hasta el punto de sufrir un escalofrío por el cambio tan brusco de temperatura. Se puso roja. Dani se dio cuenta de que algo pasaba y se giró mirando los pómulos enrojecidos de ella. Acto seguido con suavidad, le toco la mejilla. Ella cerró los ojos y se apoyó en el hombro de Dani.

El partido seguía en marcha y de repente la selección marca gol. José se levanta saltando y se tira al sofá junto a Elena, mientras con una mano le revuelve el pelo, con la otra se pone a hacerle cosquillas. Ella se remueve gritando un poco, riendo y pataleando. Entonces Dani se suma a la fiesta de las cosquillas y las cuatro manos empiezan a tocar el cuerpo de ella. Implora a sus torturadores que paren, pero eso no es suficiente y siguen con la tortura.

Tocándole detrás de las rodillas, espalda, cuello… incluso alguna mano roza los pechos de ella.

Lo nota y sin pensarlo, también intenta hacer cosquillas a José, que lo tiene de rodillas al lado del sofá. Toca el vientre duro y trabajado. Sus abdominales le recuerdan a botones de ascensor y eso le excita. José se pone un poco nervioso y mira a Dani. Se quedan mirando y sin mediar palabra, Dani la agarra de las manos y José de los pies, para intentar dejarla inmóvil. Ella se resiste todavía más riéndose y gritando un poco, sin saber lo que le espera.

Con la mano libre, Dani le sube la camiseta a Elena hasta la altura del ombligo, mostrando el piercing que luce en el ombligo. Los dos amigos se miran, hacía mucho tiempo que no tenían una mujer tan atractiva como ella. José se acerca al ombligo y le da un par de besos por la zona, suaves y lentos. Ella empieza a no poner resistencia y a dejarse llevar, se está poniendo muy cachonda ante aquella situación de sumisión con dos chicos solo para ella. Dani se acerca a Elena y la besa en los labios.

Las lenguas se tocan y entremezclan. Ella acaricia la cabeza de él mientras el calor la invade por dentro. José sin perder ni un minuto, sigue subiendo la camiseta hasta la altura de las tetas, dejando a la vista un sujetador muy sexy negro con adornos rojos en los tirantes. Los pechos de ella parece que se vayan a salir del sujetador. Se mueven al compás de la respiración de ella mientras los pezones se endurecen. José se queda mirando esos pechos tan perfectos y simétricos, con gesto de deseo y ganas de devorarlos. Se acerca y pasa levemente la punta de la lengua por el canalillo. Dani muy atento, se incorpora en el sofá y se baja los pantalones. La mano de ella es guiada por él hasta notar un bulto, duro, palpitante, con ganas de ser saciado.

Ella mete la mano por dentro del bóxer. Quiere sentirlo en la mano, notar el calor y el tamaño de esa gran polla. La agarra y la saca del bóxer. Ella empieza a pajearlo y mientras él se pone a gemir levemente. José está cada vez más cachondo y opta por quitarse la ropa quedándose en ropa interior. Los músculos bien torneados impresionan y excitan a Elena. Como respuesta, ella con la mano que le queda libre, se baja los leggins como puede mostrándole el tanga negro y unas piernas suaves y rasuradas. La mano de él acaricia el tanga por encima, notando unos labios perfectamente depilados. Éste se abalanza sobre los mulsos de ella y comienza a besarlos, mordisquearlos, lamerlos hasta llegar al monte de Venus. Se queda quieto, con los labios pegados a la costura del tanga. Sigue dando besos, pero esta vez, con los dedos de la mano derecha, empieza a acariciar el tanga, cada vez con más presión.

Ella se revuelve en el sofá, se está poniendo muy cachonda y Dani lo nota, debido a que cada vez, aprieta con más fuerza su polla hasta que se la introduce en la boca. Empieza con suaves lametones en el capullo, mientras le masajea la base de la polla y los huevos con la mano. Él aprovecha para sacarle un pecho del sujetador. El pezón rosado y pequeño está durísimo. Le pasa los dedos por encima y soba todo el pecho hasta masajearlo como si fuera un flan. Ella sigue chupándole la polla. Ahora intenta metérsela en la boca entera, pero la tiene tan grande que no puede con toda. Solo le caben las tres cuartas partes de la polla, pero es suficiente para saborear todo el capullo. La polla entra y sale de la boca, con movimientos rítmicos.

Mientras tanto, José sigue a lo suyo. Ya le ha apartado el tanga, el coño humedecido de ella le da la bienvenida. Los labios están cerrados, ocultando el agujero por donde quiere meter la lengua. Separa los labios con los dedos y un clítoris rosado y excitado se oculta bajo ellos.

Él no aguanta más y se pone a lamerle el coño a ella. Primero por el interior de los muslos, para hacerla sufrir. Ella quiere ser comida, lamida, follada… pero tendrá que esperar. A continuación, la lengua de él roza los labios mayores de ella la cual se estremece. Ella se revuelve y con una mano, le coge la cabeza y lo amorra a su coño. – Cómemelo ya joder, dice ella-. La orden es ejecutada y la lengua empieza a lamer los labios menores y el clítoris.

Los gemidos de Elena van in crescendo, hasta tal punto que excitan todavía más si cabe a la pareja de amigos. Intercambian miradas de perversión por lo que está ocurriendo. Dani, coge la cabeza de ella y la deja quieta, quiere follarle la boca. Ella se prepara y el pollón empieza a entrar y salir de su boca. Un hilillo de baba mezclado con líquido preseminal cuelga de la barbilla de Elena. Su boca no da abasto, la polla es demasiado grande para que le quepa toda dentro de la boca, aunque eso la excita todavía más. Ella se la saca de la boca y se pega unos golpes en la lengua para luego seguir introduciéndola. La sigue chupando mientras lo mira a los ojos.

José seguía lamiendo e introduciendo un dedo dentro del coño de ella. El calor de las paredes vaginales abrazaban su dedo corazón. Ella se revuelve en el sofá, subiendo y bajando levemente las caderas con movimientos rítmicos. Ahora la lengua se centra en el clítoris.

Cientos de escenas sacadas de películas porno le invaden la mente donde ella era la protagonista principal. Dobles penetraciones, dos pollas en su boca, semen salpicando sus pechos… esta tan excitada que quería probarlo todo. – Vamos a cambiar de postura –dijo.

Los tres se pusieron de pie, con ella en medio dándole la espalda a Dani. Empezó a besar a José, mientras le agarra la polla y los huevos para comenzar a sobarlos. La polla estaba durísima. Era todavía más grande que la de su compañero. La quería toda para ella. Con movimiento rítmico, comenzó a pajearla. De pronto, notó unos dedos que le tocaban el culo y le abrían las nalgas. El dedo índice le rozaba el ano, dibujando círculos, mientras que con la otra mano, Dani le introducía dos dedos en el coño. Ante tal placer, comenzó a morderle el cuello a José. Ella se estaba abandonando al placer. En ese momento, era dueña de ellos. Dani no aguantó más y le acercó la polla hasta su coño. Un calor le rozaba los labios del coño. Pedía permiso para entrar, estaba más que concedido. Ella se inclinó hacia delante un poco, para ofrecerle todo lo que tenía. Entonces él intentó a metérsela poco a poco. Aquella polla se estaba abriendo paso frente a un coño apretadísimo. Cada centímetro que metía de polla, notaba como ella se iba estremeciendo de placer. Con toda la polla dentro, ahora la saco despacio y la volvió a meter toda entera. La intensidad comenzó a subir hasta el punto de que con cada metida ella se puso a gemir como nunca lo había hecho antes. Las manos de él, agarraban la cintura de ella para evitar que se moviese y que sintiese la ferocidad de su polla.

José se sentó en el reposacabezas del sofá, con las piernas abiertas y la polla mirando al techo. Ella se acercó y comenzó a chupársela. La sintonía era perfecta. Funcionaban como si se conociesen de toda la vida. Como no abarcaba a tener todo el capullo metido en la boca, comenzó a darle besos en la punta. A lamer el frenillo, el tronco, los huevos… Notaba como cada segundo, la erección cobraba aun más fuerza. Entre las caras de placer de José y que la intensidad de las metidas de Dani había disminuido, decidió cambiar.

Sentó a José en el sofá y se puso encima dándole la espalda. Una melena negra y larga acariciaba el pecho de éste. Le agarró la polla y se la acerco al coño. Como estaba mojadísima, el capullo le entró perfecto, pero al tratarse de una polla tan grande, le dolía metérsela toda.

Con la polla ya casi dentro de ella, se puso a moverse adelante y atrás. Las manos de éste sujetaban la cadera y le acompañaban en el movimiento. En varias ocasiones ella se giraba para ver la cara de placer de él, mientras se pasaba la lengua por la boca con gesto obsceno.

Ante tal situación las manos de él se posaron debajo del culo de ella. La levantó un poco para luego arrancar con todas sus ganas y follársela fuerte. Las sacudidas eran increíbles. Ella estaba a punto de correrse, mientras él seguía con las embestidas. Un calor la abrasó por dentro. El coño chorreaba flujo como nunca antes lo había hecho. Estaba a punto de explotar. Se pellizcaba los pezones mientras seguía chupándole la polla a Dani con ferocidad. José seguía a lo follándosela de forma descomunal. Comenzó a notar como el coño de ella le apretaba toda la polla.

Como si de dos animales se tratara, éste le lamia los omoplatos, mordía el hombro, gemía en su espalda… y cuando ella ya no pudo más, él le agarró del pelo para que se sintiese dominada.

Un increíble orgasmo le hizo emitir un largo gemido. Las contracciones del abdomen eran increíbles. Jamás había sentido algo tan intenso. Con la polla entera metida en el coño, se giró como pudo para besar en la boca a su semental. Unos besos impacientados los envolvieron, equiparables a los de dos adolescentes que han estado tiempo separados y se rencuentran. Dani la cogió de la mano y la puso de pie. Era él ahora el que estaba en el sofá y no su amigo.

Se sentó y se colocó a Elena encima. Se había terminado de correr y al meterse la polla de Dani, un placer inimaginable la hizo volverse a abandonar. Quería más, así que se dejó hacer.

De pronto, una lengua cálida comenzó a comerle el culo, hasta el punto de meterle la punta de la lengua. Pensativa, una imagen le pasó por la cabeza, ‘doble penetración’. Tantas veces lo había visto en las películas y tantos sueños había tenido con practicarlo, que ahora estaba nerviosa y ansiosa por ser ella la protagonista.

Levantó un poco las caderas para ofrecerle a José su perfecto culo. La polla rozaba su ano y ella se estremecía. De pronto, notó una presión y el capullo empezó a abrirse paso. Notaba cada centímetro que le iba entrando. Apenas le dolía así que con la mano derecha, empujó el culo de él hacia ella. La quería tener toda dentro, sentirse plena e invadida por aquellos pollones.

Una vez que tuvo las dos pollas metidas, los dos amigos entraron en un movimiento rítmico y suave. Las manos de Dani masajeaban y le apretaban los pechos mientras que José de vez en cuando le pegaba algún cachete en el culo. El placer volvió a invadirla. Era imposible que se corriese otra vez en un periodo de tiempo tan corto, pero si seguía así lo iba a conseguir.

Entre gemido y gemido, les pidió que se la follaran más fuerte y los dos amigos no lo dudaron en un ningún momento. Se pusieron manos a la obra y ahora sí que comenzó a sentir un poco de dolor en el culo. En pocos segundos ese dolor se transformo en placer. Ya estaba abandonada del todo. Sus gemidos invadieron la estancia y pidió por favor que no parasen, estaba a punto de correrse. Los movimientos eran todavía más rítmicos y fuertes, si cabe. El orgasmo estaba a punto de llegarle. Comenzó a morderle el cuello a Dani mientras llegaba al clímax y sucedió. El gemido fue sofocado por el cuello de él. Apoyó la cabeza en su hombro y se quedó unos segundos inmóvil, solo se movía el vientre, debido a las contracciones de haberse corrido.

– Y vosotros que, no os vais a correr nunca?? Dijo.

Como pudo se sacó las dos pollas y se arrodilló en el suelo. Ahora los dos amigos estaban de pie empalmadísimos uno a cada lado de ella. Agarró las pollas, una con cada mano y comenzó a chuparlas. Primero una, luego la otra. Incluso intentó meterse las dos dentro de la boca pero debido al gran tamaño le resultó imposible. Según iba chupando una polla u otra, miraba a los ojos de su dueño con cara de morbo. Dani empezó a gemir. Estaba a punto de correrse. Ella lo atisbó y todavía le dio más ritmo a la mamada. Con la polla en la boca, notó como un disparo de semen salía de su capullo y se posaba sobre su lengua. Acto seguido la sacó apuntándose en las tetas para ver como brotaba y se las llenaba de leche. Tres disparos más se posaron sobre sus tetas. Con una sonrisa lo miró, estaba exhausto. Rendido, se dejó caer en el sillón.

Ella le agarró la polla a José y comenzó a chupársela. Los lametones se iban alternando entre los huevos y el capullo. Leves gemidos salían de la boca de éste. Sus manos acariciaban el pelo de ella. Con su mano en la polla, la sacó de la boca y le dio unos golpecitos en la mejilla, para luego introducirla con violencia. La escena se repitió varias veces. Intentó meterse toda la polla en la boca poco a poco, cogiendo el culo de él y apretándolo hacia ella. Con casi toda la polla metida en la boca, le entró una pequeña arcada seguida de una tos. Un hilo de baba resbalaba por la polla de él. – Te voy a llenar de leche esa boca que tienes, ábrela bien y saca la lengua, dijo él. Dicho y hecho, el semen comenzó a salir a borbotones. Los disparos entraron en la boca, deslizándose por la lengua. Debido a la gran cantidad, comenzó a gotear por sus pechos.

Ella se dio cuenta y sin dejar de apartar la mirada de él, se masajeaba los pechos con su semen. A él le temblaban un poco las piernas y se dejó caer en el sofá, justo al lado de su amigo. Derrotado, cansado, fatigado… ante aquel esfuerzo sobrehumano.

Ella se puso de pie y miro a los dos amigos. Con una sonrisa picarona, cogió un poco de semen con el dedo índice de su mano derecha y se lo acercó a la boca. Lo lamió como si fuese un helado. Me voy a la ducha, ahora vuelvo sementales dijo. Y salió de aquella estancia con fuerte olor a sexo.

Entró en la ducha. El agua le caía por la cabeza y el cuerpo. Apoyada con los brazos en la pared y la cabeza mirando hacia abajo pensó, “como ha quedado el partido?, pues no lo sé, pero bendita Eurocopa joder”, y comenzó a reír.

Esto es todo por hoy.
Esperamos que os haya gustado. 
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2 Comments

  • Reply
    erebo1984
    11/11/2015 at 19:12

    Y a mí que no gusta el fútbol… ¡Habrá que rever esto!

    ¡Muy bueno!

    • Reply
      LoQueNoSabeGrey
      11/12/2015 at 09:45

      Debe ser el motivo de la farse «El fútbol levanta pasiones».

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