Educación Sexo

El Hombre y el Placer Oculto.

Muchos lo negarán. A muchos les aterra la idea. Otros son «demasiado hombres» para atreverse. Muchos lo desconocen. Pero de la misma forma que la mujer tiene el Punto G el hombre también tiene uno, conocido como Punto P.

¿Qué es?

Se le ha referido como Punto P ya que la forma en que el hombre obtiene mayor placer sexualmente es con la estimulación de la próstata. La cultura, la religión, la educación hará que en muchos casos vean esto como una aberración, pero es cierto.

Existen dos formas de estimular la próstata: la primera e indirecta, el masaje perianal; y la segunda y directa, el masaje prostático.

El Masaje Perianal

Este masaje no es tan excitante como la forma directa, pero puede producir un orgasmo más placentero. Se logra masajeando y presionando suavemente con el dedo índice el perineo (área que se encuentra entre los testículos y el ano), con lo que estarás estimulando su próstata desde afuera. La verdad es que el nombre no deja mucha duda sobre lo que es. Se trata de un masaje que consiste en la estimulación de la glándula prostática en el hombre, principalmente para aportar sensaciones eróticas; en este caso de forma externa.

La gran cantidad de terminaciones nerviosas, hacen que una caricia de la próstata de forma externa o interna pudiera provocar incluso una erección, la cual no tendría relación con la excitación sexual, sino que se trataría más bien de un reflejo. Tener una excitación por este tipo de masaje no tiene nada que ver con que ese hombre sea gay o no.

El Masaje Prostático

La próstata es una glándula importante en el placer masculino, tiene forma de castaña y se localiza debajo de la vejiga, quedando ubicada aproximadamente en frente del recto. El masaje puede realizarse mediante los dedos como se ha mencionado anteriormente, o bien, a través de algunos juguetes sexuales destinados a este fin, sobretodo plugs o strapons pequeños-medianos.
Es importante el lavado de manos anterior y posterior a la práctica y/o bien el empleo de guantes para prevenir infecciones. La estimulación debe ser suave, nunca ejercer una presión fuerte continuada, ya que es una práctica que no está exenta de riesgos. En todo el proceso será necesaria la relajación, mediante respiraciones profundas, así como la desconexión ambiental.

Antes de comenzar el masaje, la persona que lo va a recibir debe tumbarse boca arriba con las piernas algo separadas, las rodillas dobladas y la planta de los pies apoyada. O sino en la postura del perrito. Caliéntate las manos para crear una sensación agradable y asegúrate de disponer de aceite de masajes o lubricantes. Para intentar esta estimulación, el hombre deberá estar muy relajado y dejar a un lado todos los prejuicios homofóbicos, ya que es perfectamente normal que sienta placer en este zona porque de ahí nace el pene. Disfrutar del sexo anal no implica ser homosexual, sino una forma más de experimentar placer sólo a través de esta forma.

Empieza el masaje levantando con delicadeza el pene y los testículos para dejar libre la zona del perineo, que se encuentra entre el escroto y el ano. Traza suaves círculos sobre el perineo en ambos sentidos y a continuación presiona ligeramente con la punta de tus dedos. Puedes comenzar con una presión más ligera e ir incrementándola, dependiendo de las reacciones de tu pareja.

La siguiente zona que se va a masajear es el ano, pero antes de comenzar, asegúrate de que tu pareja está de acuerdo. Si no se siente cómodo, puedes continuar masajeando el perineo y después subir hacia los testículos y el pene. Una cierta excitación previa favorecerá la penetración del dedo. Se podría iniciar la práctica con estimulación corporal, genital y de la zona perianal y del ano.

Si está de acuerdo, puedes comenzar haciendo un suave masaje sobre la zona externa del ano. Comienza realizando suaves círculos alrededor del orificio anal, sin penetrar, solo para estimular esa zona y lograr que tu compañero se relaje. A continuación, introduce suavemente uno de tus dedos mientras con la otra mano masajeas el pene y los testículos para que la excitación no descienda. Si todo va bien para tu compañero, introduce el dedo un poco más adentro–con unos tres centímetros es suficiente- y cúrvalo hacia su abdomen. Allí se encuentra la próstata, que puedes acariciar con cuidado. Es una zona muy sensible a la excitación sexual, por lo que tras unas breves caricias, podéis acabar el masaje como queráis.

El masaje en la próstata puede llegar a ser muy excitante y placentero. Es posible realizar un automasaje prostático en una sesión de autoerotismo, pero siempre es más sencillo el hecho de que la técnica la lleve a cabo otra persona y se pueda disfrutar plenamente de las sensaciones agradables.

Puedes probar distintas estimulaciones suaves, realizadas todas ellas con la yema de los dedos y descubriendo cuál agrada más a la persona receptora del masaje. Algunos movimientos serán circulares, pequeños y suaves toques, hacia arriba y hacia abajo, hacia la derecha y hacia la izquierda.

Se puede alternar estas maniobras con movimientos que hagan entrar y salir el dado del ano con diferentes velocidades, estimulando de esta manera otras terminaciones nerviosas alojadas en toda la zona.

No debe esperarse sensaciones explosivas instantáneas. Es un proceso placentero y gradual, que puede culminar con orgasmo o no necesariamente. Es imprescindible la realización de la práctica sin prisas y sin más expectativas que la del placer. Generalmente, tras unos cuarenta minutos o más, en personas no experimentadas, se pueden ir sintiendo ciertas sensaciones más intensas, diferentes y agradables.
Finalmente, se retirará el dedo o los dedos y se realizará un lavado de manos.

Esto es todo por hoy.
Esperamos que os haya gustado. 
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