Celebrando que se ha anunciado la ganadora del II Concurso Literario Loquenosabegrey hoy entrevistamos a la ganadora del I Concurso Fotográfico Loquenosabegrey. Nos ha costado largos meses confeccionarla por lo que es doblemente satisfactorio y por ello es algo más extensa e incluimos fotografías diferentes a las que se suele aceptar. Esperamos que disfrutéis.
¿Qué edad tienes?
Hace poco que cumplí los 27 años.
¿A qué edad te adentraste en el mundo del sexo y cómo?
Pues la verdad es que mi comienzo voluntario, según como se mire, fue tardío y no muy digno de ser rememorado. Precisamente por no haberme adentrado como yo habría querido, tuve muchos problemas y bloqueos con mi sexualidad durante bastante tiempo. Esto me llevó a, desesperada por intentar solucionar mis taras sexuales, empujarme a mí misma a tener un encuentro con alguien más experimentado cuando aún estaba en la adolescencia. No teníamos una relación seria, sino una amistad sexual. Sin embargo, no me sirvió de mucho, pues apenas obtuve sensaciones durante el acto en sí, y todo me resultó muy frío. Pero al menos, tuve un comienzo…
¿Y en el BDSM?
Cuando tenía 15 años me topé con el mundo del BDSM de casualidad por una amiga unos años mayor que yo que me habló del tema. A través de ella conocí a bastante gente que me sacaba una edad considerable en su mayoría, y que lo practicaba. Ellos hablaban del tema sin muchos tapujos, y a mí, por aquel entonces todavía virgen, me llamó mucho la atención, Podríamos decir que era más bien una curiosidad literaria, fantasiosa, e imaginativa… Al fin y al cabo, yo no era más que una niña inexperta, y he de admitir que bastante ingenua, con las hormonas revolucionadas y muchos pájaros en la cabeza.
Pero pese a mi juventud, me dio por leer mucho al respecto y buscar material en la red, e incluso presencié alguna performance no muy explícita. Claro que, obviamente, sin si quiera experiencia sexual, no me planteaba el poner en práctica todo aquello sobre lo que había investigado, ni creo que hubiera sido nada oportuno.
Años después, tras haber sido víctima de abusos sexuales, y tras haber tenido relaciones vainilla en las que no logré superarlo del todo ni sentirme totalmente plena en mi sexualidad (aunque había avanzado mucho), me aventuré a probar algunas cosas de BDSM con mi por aquel entonces novio. Al principio, fue algo bastante light, pues los dos estábamos aprendiendo. Luego empezamos a atrevernos con más cosas, al ver que funcionaba, y fuimos experimentando durante todo el tiempo que estuvimos juntos.
Sin embargo, ha sido con mi actual Amo y pareja con quien todo se ha consolidado, pues es con Él con quien me he atrevido a ponerme a prueba, superar límites y bloqueos, e ir avanzando de forma mucho más seria seria no solo en el BDSM, sino en la sexualidad en general y en otros muchos aspectos.
Nos has contado que fuiste víctima de abusos. ¿Qué clase de abusos?
Por desgracia, no tuve una buena primera vez. Fue con un novio de la adolescencia, y no fue sexo consentido. Tras eso, estuve un año completamente reprimida, asqueada, y aterrorizada ante la idea de acostarme con alguien… Pero a la vez, quería solucionarlo, «ser normal. Por eso, tiempo después, sucedió lo que os he contado antes, y me adentré de manera más voluntaria… Pero todo se quedó ahí.
Y es que no volví a estar con nadie tras ese frío encuentro consentido, hasta los 18, que estuve durante tres meses con otro chico. Eramos muy críos y no se puede decir que fuesen unas relaciones increíbles, pero sí me sirvió para «quitarme las telarañas» y perder algo de mi miedo al sexo. Sin embargo, meses después de dejarlo con él, alguien a quien yo consideraba mi amigo abusó de mí aprovechándose de un estado de embriaguez. Aquello, después de haber creído que tenía superado lo que me había sucedido un par de años antes, fue un golpe demasiado duro. Y ahí, sí que estuve reprimida y afectada durante bastante más tiempo…
Muchos creerán que te adentraste al BDSM como refugio, que crees merecerte castigos y azotes ó que como muchos de ellos eres una degenerada. ¿Qué opinas al respecto? ¿Qué les contestarías?
Es posible que haya quien lo piense, claro, es bastante sencillo recurrir a esa idea. Pero les respondería que, si bien hay de todo en todas partes y no pongo la mano en el fuego porque no haya casos como el que mencionáis, desde luego no es el mío…
Para empezar, si tuviera que emplear alguna etiqueta para definirme (aunque creo que todo esto es muy subjetivo), antes que sumisa soy switch, y he llevado a cabo también juegos de dominación por mi parte, que he disfrutado tanto como aquellos en los que he llevado el rol sumiso, por lo que dudo que mi caso sea el de alguien que busca el castigo. Y sí, ahora sería fácil decir que a lo mejor soy yo quien ha castigado por venganza, para liberar odios o rencores…. Y, de nuevo, no es mi caso (que no digo que no pueda pasarle a alguien, vaya).
Pero aun así, en mi caso puedo asegurar que lo que me motivó a probar el BDSM, al margen del morbo y de la curiosidad que tuve desde siempre, no fue ni la sed de venganza, ni la degeneración, ni el creerme merecedora de castigo alguno, y tampoco fue un refugio o una evasión. Sencillamente, por un lado, la dominación me permitió sentir que tenía el control de la situación, cosa que a su vez me ayudó a perder el miedo y a tomar iniciativa, a sentirme capaz de llevar las riendas de mi sexualidad. Y la sumisión, me sirvió para no tener miedo a entregarme a alguien o ceder esas riendas, a entender que podía hacerlo de forma voluntaria sin que me ocurriera nada malo, y a liberarme de cargas y presiones gracias a aprender a dejarme llevar. Para mí, poder por un lado controlar las situaciones, y por otro, dejarme llevar y ceder ese control, fue más bien algo terapéutico.
¿Cómo se ha ido haciendo esa evolución con tu actual Amo?
La verdad es que se ha ido haciendo todo muy sencillo, tanto que parece que vayamos avanzando rápido, pese a ir poco a poco. He de aclarar que Él y yo, al principio, teníamos una relación vainilla. Él fue siempre consciente de los problemas por los que yo había pasado, de mis bloqueos y trabas, y pese a que era un gran amante del BDSM y estaba versado en el tema de la dominación, le preocupaba la idea de poder hacerme sentir mal o incomoda con algo, por lo que nunca me pidió ni sugirió nada de D/s, por su temor a hacerme daño o presionarme. Yo acababa de salir escaldada de una relación larga y Él y yo no teníamos entonces compromiso alguno en nuestra relación (como sí lo hay ahora), pero sí mucha complicidad y confianza, y lo nuestro iba evolucionando cada vez más… Pero, en principio, no hacia el BDSM.
En un inicio, Él tuvo sus dudas y reparos, pero poco a poco fuimos atreviéndonos, primero con cosas bastante lights, para luego ir subiendo el nivel paulatinamente. De cosas más inocentes como juegos de ataduras e inmovilizaciones, azotes leves, vendas y otros juguetes más clásicos, fuimos pasando a aumentar los niveles de dolor cada vez más, a integrar una Dominación/sumisión más psicológica, y a probar o plantear prácticas menos típicas y nuevos elementos.
Ahora, si bien es cierto que hace tiempo que pasamos esa barrera de lo light, todavía me queda bastante que aprender, y nos faltan muchas experiencias que vivir juntos. Pero Él es muy paciente conmigo, y nunca le ha importado en absoluto esperar o cuidar los ritmos.
¿Hay alguna práctica, o tarea, que te haya ayudado más que el resto?
Pues creo que, ayudarme, me ha ayudado casi todo, pero intentaré concretar un poco… Las prácticas de inmovilización, que al principio me hacían sentir nerviosa, me han servido para no tener miedo a sentirme expuesta o vulnerable, y a superar sensaciones de indefensión.
Los juegos de humillación psicológica, a evitar precisamente sentirme culpable o sucia por querer vivir mi sexualidad, y a vencer mis prejuicios.
Y, dado que tuve una mala experiencia en el terreno de la violencia física relacionada con el estrangulamiento, los juegos que implican agarres en el cuello con o sin asfixia, también me sirvieron para superar esa fobia.
¿Concibes relaciones sexuales sin BDSM a día de hoy?
Claro. Yo creo que no se debe «abusar» de nada, ni volver algo una rutina. Creo que «valoramos más los sabores si alternamos la comida». Nuestra relación no es solo de D/s y tenemos muchos momentos vainilla en el sexo también, y las disfruto con la misma plenitud que el BDSM.
Eso sí, admito que echaría en falta el BDSM en una relación si hubiese una ausencia total del mismo, pues aunque no lo «necesite», sí es una parte importante para mí. Me gusta, lo disfruto, y prefiero una vida sexual en la que pueda haber, entre otras muchas cosas, BDSM (sin que sea lo único que haya), a una sin ello.
¿Concibes amor con BDSM?
Rotundamente sí.
En verdad, creo que se puede practicar BDSM con o sin amor, igual que se pueden tener relaciones sexuales vainilla con o sin este. No creo que el BDSM sea un factor excluyente del amor, pero tampoco pienso que estar enamorado o ser pareja sea en absoluto necesario para disfrutar del BDSM, ni del sexo. Creo que eso es cosa de cada persona, y de como vive cada uno sus relaciones y sus prácticas. Pero, ¿concebir amor con BDSM? ¡Por supuesto! ¿Por qué no?
Es más, diré que eso es justo lo que yo estoy viviendo ahora mismo, pues mi Amo es también mi pareja, y el sentimiento que nos une es mucho más fuerte que el factor D/s de nuestra relación por sí solo. De hecho, no creo que viviéramos el BDSM de la misma forma si no nos amasemos así… Compartimos un vínculo fuerte e intenso, y una relación con lazos de entrega, confianza, admiración, complicidad y respeto mutuos. Eso es muy importante, al menos para mí.
Mencionas el uso de la Dominación/sumisión más psicológica. Seguramente habrá espectadores/as que no te hayan entendido un pimiento. ¿Puedes aclarárselo de una forma más sencilla, directa y suave?
Mis disculpas si el término no está muy claro, pero lo he utilizado para diferenciar aquellos juegos en los que hay una dominación más «física» (ataduras, forcejeos, esposas o cadenas, encierros, prendas..), y aquellos en los que predominan el uso de un lenguaje, normas, órdenes, etc. Creo que aunque siempre hay una excitación psicológica, en el segundo caso, la mente predomina sobre el cuerpo. Al menos en mi opinión. Sí, ambas cosas pueden mezclarse e ir de la mano, pero hay juegos que son puramente psicológicos (humillación verbal, mandatos e imperativos, etc) sin violencia o fuerza física de por medio.
¿Has vivido el antes y después del BDSM desde la aparición al mundo de la saga 50 sombras de Grey? Si es así, ¿qué cambios negativos y positivos has notado?
Sí, lo he vivido, porque cuando empecé a indagar sobre todo esto, e incluso cuando me atreví a probar, 50S o no existía, o no era aun tan famoso. He de aclarar que no es una saga de la que sea aficionada, pero obviamente, la conozco de sobra. Pero, partiendo de que «no me gusta», intentaré centrarme en la pregunta.
Creo que a nivel «positivo» podría decirse que, al haberle dado más visibilidad al mundo del BDSM, ya no hay tanto tabú ni prejuicios en ciertos sectores como podrían existir antes (aunque quede mucho camino por recorrer en ese sentido). Si bien la gente sigue pudiendo tener ideas equivocadas sobre el BDSM, y muchas personas deben ocultarlo, al menos ahora mucha más gente sabe lo que es aunque sea de oídas, o tiene alguna idea al respecto, y ya no parece ser algo tan oculto y escondido. Eso, y que las ventas de cierto tipo de artículos que aparezcan en la historia, habrá aumentado en muchos casos, que también puede ser un buen cambio a nivel comercial…
A nivel «negativo», creo que el modelo de relación que se presenta en la novela, puede generar confusión en la gente que no conozca mucho sobre cómo funcionan las relaciones D/s. Creo que las razones por las cuáles el protagonista actúa de según que maneras en el, no tienen tanto que ver con la dominación del BDSM como con otras cuestiones personales suyas. Pero en la historia se mezcla demasiado todo, y los gustos por el BDSM y otros rasgos del carácter de Christian parecen ir de la mano. Tampoco explican muy bien algunos conceptos del BDSM y pueden generar confusión.
Creo también que 50S puede hacer que personas que no tengan las cosas claras del todo, se metan en algo que no conocen bien, pero ahí no culparía tanto a la obra como a la inconsciencia de quienes no se informan o meditan bien antes de decidir.
Se comenta mucho que una sumisa debe entregarse al Amo. Obedecer. Hacer lo que él quiera. Visto desde fuera puede parecerse más a una esclava sexual que otra cosa. ¿Qué opinas al respecto?
Voy a dar aquí una opinión sobre el BDSM que quiero que quede claro que es mi visión personal y no necesariamente un estándar ni nada parecido:
En la mayoría de los casos, una persona sumisa se entregará a su Amo/a hasta donde considere oportuno, sea por deseos, límites, u otras cuestiones. Obedecerá, por tanto, dentro de esos límites. Y hará lo que su Amo quiera. sí… Pero seguramente, lo que este pida, estará dentro de esos mismos límites y deseos que, lo más probable, es que ya conozca de ante mano. Por tanto, aunque el Amo sea quien ostenta el poder, este poder le ha sido otorgado por la parte sumisa de la relación, y está delimitado. En los juegos, los papeles están claros. En la realidad, en una relación sana de BDSM (o de cualquier tipo), nadie está obligado a nada que no quiera, nadie fuerza a nadie, y ambas partes disfrutan.
Sin entrar en el eterno debate sobre las diferencias entre «sumisa» y «esclava», opino que cuando se habla de «esclavitud» hay que saber distinguir y usar el sentido común. La esclavitud en un sentido literal, sexual o no, es un delito, y por suerte ha sido abolida en la mayoría de sociedades, al menos en las civilizadas. La esclavitud sexual todavía existente (refiriéndonos a jóvenes que son vendidas y obligadas a prostituirse), es una tragedia.
Pero en el BDSM, la esclavitud pasa a tener otro significado, que no creo que deba ser tomado al pie de la letra. Entre otras cosas, porque quien practica ese tipo de «esclavitud», lo hace voluntariamente. Sí, hace lo que su Amo le dice. Sí, obedece. Sí, se entrega. Pero todo ello, por propia voluntad, en una elección que ha hecho libremente, sin que nadie le pueda obligar a nada en el fondo, y pudiendo terminar con ello cuando lo desee. Y por supuesto, quien ejerce como Amo sabe también que existe esa libertad y que ha de respetar la voluntad de quien se está entregando. No hay más cadenas y ataduras que las que la propia persona elige llevar, libre y voluntariamente, aquellas que pone en manos del otro en forma de entrega. Y es precisamente eso, la entrega, el acto de «entregar», lo que marca la diferencia.
¿De dónde eres? ¿Tienes familia no española?
Soy española, como lo son mis padres, pero tengo parte de mi familia materna en Marruecos, así que se podría decir que tengo raíces magrebíes. Algunos incluso dicen que se me nota en los ojos, por la forma de los mismos, y bueno, soy algo más morenita de piel.
¿Te ha afectado el orígen de tu familia en tu vida social? ¿Y sexual?
En mi época estudiantil sí, sufrí algo de racismo en forma de bullying. Pero no ha sido algo muy prolongado ni habitual. No suelo tener problemas al respecto.
Sexualmente no directamente. Pero es cierto que con un gran sector de mi familia, al que no veo muy a menudo que se diga, no puedo tratar con libertad estos temas.
Se habla bastante del sometimiento masculino, el machismo de toda la vida, sobre la mujer en arabia por el tema de la ropa, los gustos y el tema de hablar del sexo. ¿Puede desbancar algún mito, o explicarnos a fondo lo que conoce sobre este tema?
Es difícil tratarlo a fondo porque son muchos países los que tienen predominio islámico. Arabia, en concreto, es un claro ejemplo de ese machismo, que en otros lugares es menor. Yo, por mi experiencia personal, conozco especialmente Marruecos. Y de ahí puedo decir que, pese a que no hay ni punto de comparación con Arabia (no hay leyes de vestimenta ni nada parecido), la sociedad sí que está bastante atrasada. No es que las mujeres no puedan estudiar, o conducir, ni que la ley les obligue a llevar velo, pero la cultura familiar y social va por detrás.
Os diré que la verdad es que tampoco estoy empapadísima de su «cultura sexual», pero sí lo suficiente como para poder afirmar que diferencias hay muchas. Y es que por cuestiones de tradición social, religiosa y familiar, la sexualidad es todavía un tema tabú allí… O, al menos, lo es en mi experiencia La gente, la que yo he conocido, no habla de ello con libertad ni mucho menos, y lo normal es que genere vergüenza.
Además, allí lo que está bien visto, al menos normalmente, es que las chicas lleguen vírgenes al matrimonio (aunque poco a poco, hay más que se atreven a experimentar con el sexo antes, normalmente a escondidas), pues con los chicos «es diferente» (aunque en la teoría tuviera que ser igual, sexo en el matrimonio). Si esto es así, ya ni hablemos de prácticas sexuales que se salgan de lo clásico… ¿Habrá gente que las practique? Tal vez, pero desde luego, no abiertamente.
Y por todo esto, yo creo que la situación es peor, pero no porque me parezca mal cuando decida alguien perder su virginidad, ni porque cuestione que alguien sea conservador en sus gustos, sino porque las razones se basen en tabúes, prejuicios, desigualdades, y falta de libertad ya no tanto por ley como por sociedad.
¿Qué es lo que más le ha costado aceptar como switch?
Creo que lo más difícil ha sido aceptar mi propia dualidad. Me confundía mucho sentir como, pese a supuestamente «pertenecer» a uno de los dos lados, me excitaba imaginarme en el otro. Al principio, pensaba que tal vez sencillamente no podía ser ni buena sumisa, ni buena dominante. Al final, entendí que, sencillamente, era capaz de vestir ambas pieles según las circunstancias, y de disfrutarlas por igual. Pero llegar a esa conclusión, me costó mucha introspección y me llenó de dudas por bastante tiempo.
¿Hay algo que a día de hoy, como sumisa, sientas rechazo o no entiendas?
La verdad es que yo soy de las que apoyan que cada cual viva lo suyo mientras no dañe a nadie, por lo que rechazar en sí mismo, rechazo pocas cosas en cuanto a que los demás los hagan, pues respeto los gustos de cada uno. Sin embargo, si se trata de mí misma, sí hay cosas que me generan rechazo personal, como la coprofilia (pues quitando la lluvia dorada, el scat no me llama en absoluto), y cosas más peliagudas como lo son la zoofilia y la necrofilia (no, gracias xD).
También me cuesta entender que se pueda disfrutar, ya sea haciendo o recibiendo, algo tan extremo como para arriesgar su cuerpo de manera permanente (no me refiero a marcas o cicatrices, que eso también me parece respetable para quien guste de ello, sino a lesiones físicas que puedan tener consecuencias a largo plazo en la salud o movilidad de una persona, y que la pongan realmente en un gran riesgo)… Al menos, yo no podría. Pero tampoco me gustan las cicatrices/marcas permanentes de por sí. Sin embargo, creo que estos temas son muy complicados y las líneas fronterizas muy finas, por lo que tampoco es un tema del que pueda opinar con rotundidad. Supongo que son cosas muy subjetivas…
Sobretodo, creo que no entendería que alguien hiciera algo que realmente no quisiera hacer, sea amo o sumiso: se supone que estas cosas son libres. Yo tengo claro que, pese a todo, si hay algo que yo no quiera, no debo permitir que suceda. Creo que eso es lo que más rechazo me provoca: que cualquier cosa no consentida, sea defendida, justificada o permitida desvirtuando el BDSM para ello.
Has sido la primera ganadora del concurso erótico de fotografía. ¿Qué te motivo a participar?
La verdad es que ha sido una candidatura conjunta. Mi amigo Jota, el que autor de la foto (y quien os la envió), y yo, nos animamos a ello juntos. Yo vi la información justo el día anterior a que finalizase el plazo de presentación (o el mismo día, ahora no lo recuerdo) y se lo dije a él por si le interesaba. Y al final, a falta de tiempo y opciones, se nos ocurrió mandar esa foto y probar suerte…
En cuanto a los premios, ¿qué te ha gustado más? ¿Puedes contarnos qué has elegido?
La verdad es que todos los premios me han gustado. Compartí con mi amigo el vale descuento del sexshop, él se compró algo que quería desde hacía algún tiempo, y yo una pala azotadora muy bonita que fue uno de los regalos para mi Amo por su cumpleaños. La camiseta también he querido que sea para este último, aunque conociéndome, seguro que acabo usándola yo de pijama…
¿Qué crees que la gente del mundo BDSM opina de los switchs?
Bueno, supongo que cada cuál tiene su opinión propia, pero, sin ánimo de generalizar, sí que pienso que quizá haya una parte de la comunidad BDSM que no entienda realmente a los Switch. Puede que haya a quien le cueste comprender que haya personas capaces de alternar o identificarse con ambos roles. Incluso he llegado a oír más de una vez que por ser switch, se es peor sumiso o peor dominante que quien solo es una de las dos cosas.
Sin embargo, como he dicho, creo que no se debe generalizar. Habrá personas que todavía no entiendan del todo a los Switch, pero también los habrá que lo entiendan perfectamente. Creo que por norma general hay mucho respeto a todo el mundo y que no se cuestiona a los demás, al menos en los círculos en los que yo me he movido.
Supongo que (que no se me malinterprete, solo es un ejemplo) con los Switch en el BDSM pasa algo parecido que con los Bisexuales en el mundo LGTB: en algunos casos, encuentran (a veces incluso entre los «suyos») menos aceptación que quien solo es «una cosa o la otra».
¿Hay algo que no hayas probado hoy en día pero que te gustaría?
Bastantes cosas, la verdad. Y creo que enumerarlas todas sería imposible. Tengo curiosidad por probar experiencias como el enjaulamiento, algo más de exhibicionismo, y experiencias relacionadas con el agua.
¿Qué ha mejorado en ti tu actual Dominante?
Está pregunta también abarca demasiadas cosas como para poder explayarlas todas. La verdad es que creo que, por un lado, las cosas debe mejorarlas uno mismo. Otras personas pueden ser guías, apoyos, ayudas o maestros… Pero los pasos debemos darlos por nosotros mismos. Sin embargo, sí, es evidente que Él me ha ayudado a mejorar en muchas cosas, y me ha dado tanto que no podría detallarlo.
Para empezar, gracias a Él he superado muchas inseguridades y ganado en autoestima. Yo tenía una visión muy distorsionada de algunas cosas, y Él me ha enseñado otros lados del prisma que he podido valorar. He logrado pasar a través de mi vergüenza y timidez poco a poco, cogiendo confianza y liberándome cada vez más. He superado algunos prejuicios que tenía, y vencido varios temores. He ampliado mis límites y ganado en atrevimiento.
Además, estoy ganando en experiencia y habilidad, dos cosas muy importantes para mí. Por ejemplo, mi tolerancia al dolor y mi capacidad de disfrutarlo van aumentando poco a poco, siempre me ha llamado la atención y me gustaba, pero a un nivel muy light, e ir avanzando despacio pero sin pausa me está abriendo un nuevo camino de sensaciones. Mi sensibilidad a algunos estímulos también crece. Igual que mi fluidez a la hora de hacer las cosas.
También me he atrevido a probar experiencias compartidas, dominando juntos a alguna otra sumisa, y avanzando junto a Él en mi experiencia como dominante, que no quiero dejar tampoco de lado. Sin embargo, creo que lo más importante ha sido sentirme por primera vez comprendida del todo por una persona, y totalmente complementada.
¿Has usado, por ser switch, para vengarte de una sesión anterior como sumisa siendo Dominante?
No. No estoy a favor de las venganzas, ni como castigo de un sumiso a su dominante por excederse, ni como método educativo, ni nada parecido. No me gustan.
Sí que he sido dominante de una persona con la que primero fui sumisa, pero no como venganza. Sencillamente la relación no avanzaba, había problemas en cuanto a la sexualidad entre ambos, y yo tomé las riendas explorando ese otro camino para ver si así la cosa reflotaba y tiraba mejor. Pero al final las cosas que nos separaron definitivamente poco tuvieron que ver con este tema.
Pregunta de Dama: ¿hay alguna práctica que estuviera dentro de vuestros límites al principio, y que finalmente se haya convertido en algo que tengáis ganas de probar o que, incluso, sea ya parte de vuestra vida sexual?
Bueno, realmente cuesta mucho practicar el Femdom, la sociedad no está preparada todavía para aceptarlo como algo normal así que prácticas como el CBT, el Tease and Denial o usar un strap-on es difícil de conseguir Por suerte en nuestro caso no nos cerramos, por la parte sumisa alguna de ellas no se usa tanto como le gustaría pero la parte dominante no los descarta y disfruta de ellas cuando las realiza. Algo muy positivo.
Podéis saber más de ella en su perfil de Fetlife o en su web personal.
Esto es todo por hoy.
Esperamos que os haya gustado.
No olvidéis comentar y compartir esta entrada en vuestras redes sociales. Es un minuto y ayuda inmensamente a la web.
No Comments