Te habrás preguntado, leyendo en esta web o en otros lugares de Internet, qué es una sesión, para qué sirve y qué finalidad tiene. Una sesión en el BDSM se refiere al momento en que Amo/a y sumiso/a comparten un momento de tiempo indeterminado con sus roles e identidades.
Hay que diferenciar que hay personas que necesitan estar constantemente sirviendo a su Amo/a y éstos a su vez ordenando. Es el conocido 24/7 que ya comentamos en otras ocasiones.
Ahora mismo para ti las sesiones serán esos momentos en que dejas tu identidad de persona humana vainilla (es decir, no BDSM) para adoptar el rol e identidad de AMA. Pueden ser desde 10 minutos, una hora, media hora…depende de lo que tú quieras. Antes de ayudarte a planear tu primera sesión, prefiero trabajar la mentalidad que deberás tener en una sesión para no acabarla frustrada. Para ello quizá necesite escribirte con detalle.
Vale, quiero hacer una prueba… ¿qué hago?
Mi experiencia me dice que con una sola sesión no tendrás suficiente para probarlo y convencerte. Es un aspecto del sexo mucho más complicado que un simple casquete.
Comienza con cosas sencillas, sesiones cortas ya que si empiezas con un tiempo exagerado acabarás desmotivada y cansada. No le llames perro, sumisa, esclavo ni lo/la obligues a llamarte AMA si no lo consideras necesario ni lo necesitas.
Quítate de la cabeza los estereotipos que tengas en la cabeza del BDSM. Dominar como mujer no supone ser una sádica (a no ser que sea el impulso que más te excite), tratar a tus sirvientes como perros/as y azotarles hasta que sangren.
¿A ti te hacen eso en el sexo? ¿Haces algo en el sexo “normal” que no te gusta? Lo dudo. Queremos disfrutar. Voy a dejarte unos pequeños juegos que puedes realizar y que cambie tu visión de la dominación. Haz que sea sensual, erótico, sutil…veamos esos ejemplos:
1.- El poder del vestido
Cuando vuelves al ejemplo en el que llevabas ese vestido que hacía que él/ella te mirara fijamente, eso te gustaba. La reacción que te gusta es que él/ella no puede dejar de mirarte. Se siente bien que hayas hecho algo que haya logrado que él/ella se excite y distraiga.
La reacción es una combinación de la manera en que te mira o los cambios en su conducta, la forma en que respira, habla o se expresa.
¿Qué tiene de malo pues buscar un conjunto con el que te sientas segura y dominar la situación en un acto sexual normal? Como si hicieras el amor, pero manda tú. Dile dónde y cómo debe chupar. Dónde y cómo debe tocar. Lo que puede hacer y lo que no. Lo que puede decir o no. Y lo mejor de todo. No hace falta darle sexo.
2.- El poder de la palabra
Fragmento de un pequeño relato que escribí años atrás sobre una chica que ayuda a una amiga a dominar a un invitado a la fiesta. No es necesario que lo apliques, es para que entiendas lo que puedes hacer (las acciones) y entender más sobre la dominación erótica femenina.
“Ahí estaba Fran. Esperando a que ocurriera algo entre nosotros. Antes de entrar a la habitación le habíamos consultado si quería jugar en un pequeño experimento para mi amiga. Lo que no sabe es que va a ser dominado por primera vez. Le indiqué que se sentara, manteniendo sus manos sobre sus piernas y sin que pueda decir palabra alguna para interrumpirnos.
– ¿Qué te gusta de él? – Le pregunté a Samanta susurrándole al oído.
– La boca y sus brazos – Dijo tras una pequeña risa tonta, a ella le gustaba.
– ¿Quieres que te bese?
– Quiero besarle, sí.
– No. ¿Quieres que te bese?
– ¿Qué diferencia hay?
– Que tú debes dar el primer paso dando permiso. Si no quieres, no te besa.
– Vale.
– Ven, Fran. Ven lentamente, mirándola a los ojos. ¿Quieres besarla?
– ¿Y quién no? – Dijo sonriente.
– Si, o no. – Repliqué algo más brusca.
– Sí. – Contestó confuso ante mi reacción.
– Responde cuando se te pregunte, sino tardaremos más. – Dije sonriente – Así lo mantienes expectante y sabe que todo depende de ti, si no se comporta bien no obtendrá nada de ti – Le dije a Samanta al oído.
– Arrodíllate. ¿Por qué quieres besarla? Díselo.
– Porque…es hermosa. Me atrae.
Tuve que separar las manos que lentamente subían por las piernas de Samanta y las coloqué en su espalda. “Él solo debe tocarte cuando tú se lo digas.” Le susurré a Samanta.
– ¿Cómo la quieres besar?
– ¿Es normal que esté excitada? – Preguntó Samanta en voz baja.
Asentí con la cabeza. Estaba arrodillado, sin poder tocarla, sin poder decir nada sin permiso de nadie. Se encontraba como un pez fuera de su estanque pero al igual que Samanta estaba excitado. Buscaba los ojos lascivos de ambos para saber si podía pasar a la
– Quiero besarla como más le guste. Quiero tocar sus labios con los míos, besarla suavemente…
– ¿Quieres que te bese ya Samanta?
– Sí- Dijo tras otra risa tonta.
Fran volvió a tocar a Samanta. Esta vez le corregí ordenando que colocara sus manos en la espalda y diciendo en voz alta que no podía tocarla sin su permiso y que ahora mismo solo podía tocarla con los labios cómo y cuándo ella dijera. Y que con suerte Samanta le dejaría jugar con sus manos u otras partes del cuerpo. A Samanta le brillaron los ojos.
– ¿Estás incómodo? – Preguntó Samanta.
– No.
– ¿Te gusta? – preguntó nuevamente
– Mucho. Necesito besarte ya… Quiero besarte ya…me esforzaré todo lo que quieras.
– ¿Será un buen beso? – Preguntó
– Sí.
– ¿Dónde quieres que te bese? – Pregunté a Samanta
– En la mejilla.”
No hace falta decir que en el resto del relato Fran le da el beso a Samanta. Para algunos/as os habrá parecido infantil e inofensivo. Para un/a AMO/a éste es un ejercicio de control, disfrutar la dominación. No tiene que haber dolor, azotes, castidad o ataduras siempre.
Esto es todo por hoy.
Esperamos que os haya gustado.
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