Relatos

Mojando la cama

Él estaba cansado, llevaba ya muchos días con estrés laboral y esa mañana lo había dejado realmente hecho polvo. Saludó a su pareja nada más entrar en casa, con un buen beso, cenaron juntos, se tumbaron a ver la tele y él se fue un poco antes como de costumbre a la cama.

A la mañana siguiente, a las 9.30 concretamente, al despertarse encuentra una nota encima de la mesa y un sobre, en el que indicaba que debe ponerse el traje, los accesorios que se adjuntan al sobre y preparar el desayuno para dos. Una segunda orden de despertarla a las 11:00h, ni un minuto antes ni un minuto después.

Estaba intrigado y nervioso. Hacía mucho que su Ama no le permitía desayunar con ella los sábados por la mañana. Se puso su traje de chacha al estilo playboy, su collar rosa y el cinturón de castidad que se encontró puesto hace seis días tras una siesta, sin previo aviso. No ha tenido sexo ni ningún tipo de tocamiento o placer desde ese día. Después de vestirse, se calzó sus botas con tacones que siempre tienen que ir con ese vestido y fue directo a la cocina a preparar el desayuno: tostadas, zumo natural, un vaso de colacao, mermelada surtida y dos cruasanes para cada una. Al acabar, fue a despertar a su Ama, quien le premió con quince suaves bofetadas por mejilla y un leve tocamiento en su enjaulado sexo durante un minuto, comprobando como intenta crecer en el interior. Acto seguido ella chasqueó los dedos, él se levantó, abrió el armario y le proporcionó el corsé, las medias negras y la fusta que requiere cada vez que ella lo solicita.  Ambos se dirigieron a la mesa y se disponían a comer.

-¿Qué crees que haces?
-Desayunar con usted Ama.

-Ve.

Así lo hace el sumiso, que se acerca a la puerta de entrada y espera ahí, sentado, hasta que llaman al timbre.

-Abre

El sumiso se dispone a abrir la puerta, tras ella ve a una Ama joven y bella y a un sumiso joven, musculado y arreglo, a los cuales les invitó a pasar.

– perrito, te presento a Natalia y Leopoldo. Preséntate como es debido. – Dijo la Ama indicándole que se sentase a cuatro patas y agarrándole del collar. Acto seguido él se dispuso a besar las nalgas de la otra Ama y cuando fue a hacer lo apropiado con el sumiso, le indicó que no lo hiciese. Ambas se fueron a sentar, servidos siempre por net mientras el otro sumiso tuvo la orden de quedarse desnudo en otra de las habitaciones.

Net se dirigió bajo la mesa, Natalia abrió sus piernas y el sumiso se dedico a besar, masajear y lamer sus zonas más íntimas hasta que ella tuviese suficiente o su AMA le ordenase parar. Ahí estuvo treinta minutos, sin parar, lengüetazo tras lengüetazo, suave, intenso, fuerte, delicado, lento, rápido…de todas las formas que él sabía y su AMA le premiaba empujando el plug hacia dentro de su apretado ano o dándole patadas en el culo. Hasta que Natalia dijo basta. Lo sacaron de debajo de la mesa y lo convirtieron en un mueble bar, colocándole una bandeja a la altura de su bandeja y sujetándola por su cuello y sus pezones.

Iban a hacerse la manicura, así que Natalia fue a por su sumiso y le ordenó que trajese todo el material. Fue a la entrada principal y trajo toda la bolsa de utensilios, sacó infinidad de cremas, aceites y limas de esa bolsa. Natalia le ordenó que hoy simplemente se dedicase a Lua, ella tenía que ocuparse de net. Net se acercó a Natalia tal y como le había ordenado y a su paracaídas le añadió una cuerda y le ordenó estar de rodillas en el suelo, para así poder coger mejor los vasos.
Leopoldo por su parte, le pidió a Lua todo lo que desease que él le hiciera.

Le sacó las botas y empezó a lamerle un poco los pies, tocándolos. Net estaba enfadado por dentro, hacía mucho que su AMA no le permitía ni tocarle una pestaña. Veía como el otro sumiso cogía un aceite de vainilla, se embadurnaba las manos y los pies de la AMA y empezaba a masajearlos, por las plantas de los pies, entre los dedos, apretando, aflojando y veía como su AMA le agradecía en cada momento a ese otro sumiso su buen trabajo. Una vez que tuvo suficiente, Lua le ordenó parar, el limpio todo el aceite con su propia lengua hasta que todos los rincones quedaron limpios y acto seguido cogió las limas con las que iba a refinar las uñas de Lua.
Por su parte Net, solo estaba recibiendo dolor. Cada vez aumentaban las pesas en su paracaídas y Natalia no paraba de tirar de la cuerda simplemente para que se levantase por su simple antojo. La última vez le ordeno postrarse delante de ella y tocarle sabiendo que no podría quedarse erecto por el cinturón de castidad.

Esto es todo por hoy.
Esperamos que os haya gustado. 
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