A raíz del artículo de hoy, nos ha parecido pertinente crear una serie de artículos que hable de sexo y de BDSM en la adolescencia. Primero hemos querido encontrar algún tipo de información en la web tecleando «sexo adolescente y sumisión». Y ha salido de todo menos lo que una adolescente podría estar buscando: porno, revistas de mujeres sobre cómo ser mejor en la cama y algún artículo sobre BDSM. Pero nada que le pueda informar sin tener que registrarse en un foro para mayores de 18 años. Y la verdad, teniendo en cuenta que la gran mayoría de la comunidad BDSM empezamos a sentir impulsos entonces, me parece algo «vergonzoso». Lo pongo entre comillas ya que también sé, como todos los que he metido en el saco anterior, que es justamente para proteger a esa juventud de los pirados que se intentan aprovechar de cualquier persona sin cerebro.
Así pues, nos hemos embarcado a escribir este artículo, este «decálogo sobre BDSM, Sexo y Adolescentes». Ya que, pensémoslo bien, no solo irá bien para cualquier adolescente que lo busque, sino también por si sus desconcertados padres se han enterado y no saben qué hacer.
El de hoy va dirigido a adolescentes y padres, sobretodo para los segundos, para que entendáis de primeras qué es el BDSM.
¿Qué es el BDSM?
Podríamos buscar una definición en la web y copiarla, pero seguramente buscas algo más cercano, algo escrito por alguien que sepa lo que dice ya que lo practica ó lo haya practicado. Antes de proseguir relájate, alguien a que le guste el BDSM y le atraiga lo que sucede en 50 Sombra de Grey no es «para tanto», el BDSM no es Sadomasoquismo; esta última palabra se refiere única y exclusivamente a la gente que disfruta proporcionando o recibiendo dolor. Pondré unos ejemplos para que quede más claro sobre lo que sí es BDSM y lo que no:
SÍ
– Atar o ser atado en la cama y tener sexo.
– Disfrazarse de colegiala, recibir 5 palmaditas suaves y luego tener sexo.
Aquí estoy hablando de casos de BDSM muy light, unas prácticas que pueden considerarse BDSM o no dependiendo del/de la practicante y sus gustos. A mí por ejemplo sólo con eso, no me basta, necesito más. Pero por suerte, como debe ocurrir en el sexo tradicional, cadauno/a pone sus reglas sobre lo que está dispuesto a hacer o no. En nuestro caso por ejemplo todo queda en la intimidad, excepto lo que mostramos en otro de nuestros blogs.
NO
No consentir la situación y ser forzado a algo, como:
- Azotes/Spanking
- Humillación verbal
- Compartir con amistades
- Forzamiento a obedecer a algo que se acepta
- Control del móvil, ropa y amistades solo por control.
Aquí intentaré extenderme un poco más. En la sociedad la línea entre lo «bueno y lo malo» es casi invisible. Cualquiera que viera ahora en la calle un hombre paseando a una mujer con collar pensaría que están locos y que todos somos así. No. Por mucho que intenten haceros creer por ahí (amigos, webs, revistas…) ser sumiso/a no implica obedecer a todo. El ejemplo más común es que a las chicas se les despierte este impulso antes que los chicos, y mayormente suelen tener gusto pro la sumisión. Así que tomaremos esa imagen como concepto para poder explicar con más detalles lo que os intento aportar y no haya confusión.
NO es BDSM si de forma constante le duele y pide que se pare.
NO es BDSM si obedece sin rechistar al acto cuando ella nunca ha dado el visto bueno de practicarlo o probarlo.
Así que, no porque cualquiera que se te acerque diciendo que eres sumisa/o debas obedecer.
¿Y ahora qué hago?
El BDSM es mucho más común de lo que la gente se atreve a admitir.
Nosotros usamos siempre un ejemplo, que en parte nos hemos sacado de la manga, para aliviar la sensación de peligro y resquemor y ante los ataques de «esto no es sexo normal ni natural». Sí, tiene razón, no es sexo normal. Pero ninguno es normal, yo no lo hago como otro individuo de EEUU por ejemplo. Y sí, tampoco es natural, no he visto a un león azotando a una leona. Pero tampoco he visto a un león practicando sexo oral a una leona. Así que es mejor respetarnos entre todos y sobrellevar la nueva condición que has descubierto.
Se puede practicar el BDSM con pequeños juegos de dominación, simplemente fantasear con ser atrapada por un policía, ambos disfrazados como tal y unas simples esposas en las muñecas de ella. Y eso no es nada raro ni peligroso si se hace bien. Seguramente ya lo has hecho tú o sabes de alguien que lo ha hecho.
No vincules el BDSM con sexo duro, casi sádico, de algunas películas extremas. Poca gente llega a ese extremo.
– Si has descubierto que a tu hijo/a le va el BDSM simplemente haz tu labor de padre/madre y dale tu apoyo. Tendrá muchas dificultades a partir de ahora y te necesitará ahí. Simplemente vigila que no se descarríe, que toma todas las medidas de seguridad pertinentes y que disfrute de la gente con la que está y que no estén abusando de el/ella por su nueva condición. El resto, déjaselo a ella y deja que disfrute.
– Si empiezas a creer que un impulso de sumisión, o dominación, está invadiendo tus deseos sexuales, lee el próximo post dedicado a ello y mientras, relájate. No eres la única persona que pasa por esto. Te aconsejamos que a alguien de tu confianza más absoluta sí se lo digas, necesitarás hablar de estas cosas. Y si esa persona no existe, hay infinidad de personas en internet con las que poder charlar; pero tampoco podemos asegurarte la credibilidad de esas personas.
Ante cualquier duda, problema, consulta o si quieres contactar con nosotros para algo específico, no dudes en usar el formulario de contacto o deja un comentario.
Esto es todo por hoy.
Esperamos que os haya gustado.
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