Relatos

Una Crónica…. Sexual

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Antes de empezar a escribir mi historia quisiera aquí constar como novato que soy la ardua tarea que me ha supuesto realizar un relato erótico cuyas principales acciones se desarrollan bajo el lenguaje no verbal. Lo que yo escribiré esta hecho y dedicado completamente a tu entretenimiento, espero que disfrutes leyéndolo tanto como yo lo disfrute escribiéndolo.

Es verdad que mis historias están basadas en hechos que en realidad me pasaron a mi pero llenare los huecos que la memoria no puede y adornare los momentos que me hayan gustado más eludiendo algunos que prefiero no contar, todo esto para hacer más bonita la historia y que se pueda disfrutar, pero quiero decir que si contare un hecho real diré que es un hecho real y si cuento una fantasía diré que cuento una fantasía, no tengo porque mentir. En este caso que precede todavía no es un hecho real pero podría llegara a serlo.

Ahora cambiemos de tema a mí, yo soy un joven de 24 años, estudio arquitectura en una buena universidad y trabajo en una oficina para un delineante por las mañanas, para mí el trabajo es un templo, un lugar donde soy profesional y dedicado, sentado con una coleta en la cabeza y con la única herramienta de trabajo que unas habilidosas manos sobre el teclado del ordenador, fuera de ello (y dentro de la universidad me temo) soy solo un hombre como todos las demás.

A mis 24 años mi cuerpo ya se a desarrollado como hombre, nunca fui el más alto entre mis amigos pero tampoco soy para nada pequeño con mis 181 centímetros de estatura, mi cuerpo es esbelto gracias mi constitución y a un rutinario castigo en el gimnasio, no muy agradable a veces pero es bueno para la salud y para atraer chicas, mi cabello color carbón claro es largo hasta los hombros y lacio, mis ojos grandes y color miel contrastan con mi piel cobriza y tersa bañada por las largas exposiciones al sol que gozamos los mediterráneos. Me gusta dar una bonita descripción de mí y podría seguir haciéndolo… el rasposo perfil de mi cara acentuado por la típica barba sin afeitar de tres días que tanto gusta al sexo femenino, mi endurecido pecho flexionado…etc.

Pero seguramente quieres que conduzca todo esto hacia alguna otra parte.

Viernes 5 de Marzo 17:00 PM

Por fin me encontraba en aquel esperado punto de partida que hacia emprender cada uno de mis viajes y encuentros con ella, aquel sitio de paso que te despoja de todo tipo de bien material superior a 20 quilos donde todo el mundo esta conexionado con algún destino y donde solo importa el donde y con quien.

Allí estaba en la T-1 del aeropuerto de Barcelona frente a la puerta de embarque 22 dispuesto a dirigirme a Santiago de Compostela donde me esperaba la que era desde hacia tres años mi novia. Ella estudiante de medicina en la capital gallega sólo era un año menor que yo, por aquel entonces vivía compartiendo piso con compañeras de clase que afortunadamente no estarían durante el fin de semana que duraría mi visita. Tenía unas ganas locas de verla como cada vez que realizábamos uno de estos encuentros, esta vez sin embargo aun eran mayores, iba a ser algo muy especial, diferente, ella no se podía llegar a imaginar los acontecimientos que se producirían esa misma noche… porque esta vez no viajaba solo… Aquel hecho hacia que mi imaginación flotara también por las nubes junto con la continua aceleración de mi riego sanguíneo que, entre el fuerte sistema de calefacción que utilizan dentro de los aviones y mi mente juguetona, sentía como apretaba por todo el cuerpo mientras no podía dejar de pensar en como iba a presentárselo y la cara que pondría ella al ver a nuestro nuevo invitado. Lo tenía todo planeado…

Durante casi todo el trayecto estuve leyendo una de esas revistas cargada con todo tipo de información turística para matar ese tiempo inservible que tienes antes de llegar a tu ansiado destino, había en ella un pequeño cuestionario realizado por los lectores en el cual se disponían las diferentes posturas, fantasías y sitios predilectos para hacer el amor. Irónicamente me detuve a visualizar las posturas que se incluían en el más peculiar y extravagante de todos los sitios y en el cual me encontraba yo en aquel preciso instante, ¡en un avión! No pude reprimir una sonrisa picarona al imaginar aquella situación, cuando, de repente me preguntó una guapa azafata rubia si me apetecía tomar algo… sobresaltado en aquel instante note un rápido hinchazón bajo mis boxers, producto de mi estado calenturiento… ya se comenzaba a insinuar mi polla en los pantalones tejanos lo que hizo sonrojarme delante de la chica y contestar precipitadamente con un entrecortado y avergonzado no. Ella dibujo una pequeña sonrisa mientras se volvía sin dejar de apartar la vista de mi paquete. ¿Se habría dado cuenta? 
Al marchar la azafata hacia las filas delanteras mi vista no pudo evitar pegarle un buen repaso al voluptuoso trasero que se adivinaba debajo de la ceñida falda azul, estaba poniéndome demasiado cachondo antes incluso de llegar.

Al acomodarme de nuevo en el asiento no podía dejar de pensar en mi chica, cuantas ganas tenía de abarcar ese jugosito culito entre mis manos abiertas, acariciarlo lentamente… para después cogerlo firme con una nalga bien repartida en cada mano mientras poco a poco voy subiéndolas apretando fuertemente con la yema de mis dedos todo su contoneado contorno. La erección apareció de nuevo aun mas fuerte que antes, me hacia daño la presión que ejercía mi polla contra el cinturón así que no tuve mas remedio que desabrocharlo un poco, parecía que me iba a estallar. En aquel momento caí en la cuenta que mi animado amigo había venido de viaje cargado, desde hacia varios días no me tocaba por las noches, esta vez iba a ser un encuentro muy especial así que quería durar lo máximo posible para satisfacerla por completo varias veces y para no quedar corto ante mi misterioso acompañante. Así que sin mas pensamientos que esos en la cabeza fui directo al final del pasillo del avión, entré en el pequeñísimo lavabo y al cerrar la puerta tras de mi libere rápidamente a la gorda langosta que había desabrochado ya los primeros botones. Cerré los ojos y deje que mi mano derecha masajeara toda la envergadura de mi pene, con ese hipnotizador movimiento de va i ven, arriba y abajo, cada vez me la agarraba mas fuerte, ahora mas rápido… ni siquiera le dio tiempo a levantarse del todo que ya note que me venia encima un generoso chorro de leche el cual derrame sin demasiada puntería por encima de la taza del váter del avión.

18:30 PM

Le había estado adelantado por teléfono que tenia preparada una sorpresa nada más llegar para ella, algo que no pudo llegar a adivinar a pesar de las repetidas veces que me preguntaba durante esos últimos días. Pactamos que no me vendría a recoger al aeropuerto, que se quedaría esperando su sorpresa en el piso y que debería aguardarla con paciencia y de una forma peculiar.

Le pedí que me recibiera vestida solamente en ropa interior, con aquel conjunto nuevo de encaje negro que había comprado hacia poco y que todavía no lograba adivinar como se ajustaría a su curvilínea silueta.

Me pase el viaje entero de autobús imaginando la pequeñísima tanga de hilo que se debía estar escondiendo ya en esos momentos por la rajita de su culito respingón. De una forma casi inconsciente, absorto en aquel clímax me encontraba delante de la portería con el dedo pulsando el timbre del interfono. El estridente ruido de la puerta me abrió paso al portal sin dejar entremedias tiempo para el típico saludo corto que se acostumbra en estos casos… me adentre corriendo al recibidor deseando que el ascensor estuviera ya esperándome. Allí estaba preparado para acompañarnos a mí y a mi “pequeña” sorpresa hasta el quinto y ultimo piso. Con cada piso que ascendía el ascensor también lo hacia mi pene que crecía centímetro a centímetro dentro de mi pantalón vaquero gris… 1, 2, 3, 4….. y 5!

19:30 PM

Como acordamos me dejó la puerta del recibidor entreabierta, pase conmigo la maleta intentando no hacer demasiado ruido…y allí estaba ella, inmóvil, sentada en el sofá del comedor, con las manos puestas encima de las piernas desnudas, vistiendo únicamente aquel precioso conjunto interior y una cinta negra a conjunto que vendaba sus ojos. Durante un largo minuto que pareció eterno ninguno de los dos dijo nada, yo ya dentro del salón contemplaba aquella soñada escena mientras abría la maleta sigilosamente para extraer de ella a mi “pequeño” acompañante. Temblorosamente me acerque hacia ella que enseguida noto mi próxima presencia mientras yo descubría su precioso rostro angelical con aquellos sugerentes labios rojo carmín lo cuales parecían mucho mas carnosos que nunca, las pestañas negras rizadas que hacían resaltar sus ojazos junto con la sombra de ojos verde, todo ello acompañado de una melena suelta rizada con su particular tonalidad rubia. Se me antojo que iba maquillada como una autentica…

– ¿Hay alguien ahí? – preguntó risueñamente.
– ¿Quien más quieres que haya? – contesté con un tono de voz serio.
– Mmmm… Nadie, supongo –
– ¡Supones mal esta vez cariño! – dije mientras apretaba el botón de encendido de mi amigo.

Mi misterioso acompañante no era otro que aquel vibrador lila con forma de polla que tantas ganas tenía de probar, este tenia varios ritmos de vibración acompañados de un sistema de giro interno que hacia mover unas pequeñas bolas transparentes y con una especie de bala-conejo unido a la base para la zona del clítoris. Tengo que reconocer además que aquel “aparatito” según la caja envolvente medía veinte largos centímetros y asemejaba algo más grueso también que mi rabo, me excitaba muchísimo pensar que algo más grande iba a penetrarla….

– ¿Que es ese ruido? – preguntó entrecortada.
– Este amiguito a venido de Barcelona a verte guapa y solo por esta vez le dejare que te salude antes que yo, así que se buena y dale la bienvenida

Noté como tragó saliva y empezaba a excitarse sin habernos tocado todavía. De un bote me puse de rodillas en el suelo entre sus piernas quedándome la cabeza a la altura de su ceñido bollito aun oculto tras el tanga, empecé a recorrer el interior de sus muslos con la punta del aparato acercándome cada vez mas a sus ingles i a su coño, a la vez iba aumentando lentamente la velocidad de su vibración.

– ¿Que te parece mi amigo? – pregunté mientras fregaba contra toda su vulva los veinte largos centímetros del aparato. Ahora hacía arriba, luego hacía abajo.
-(Silencio)
– Me parece muy bueno cariño… – balbuceó.
– A mi me parece que se te están mojando las bragas nena –

En aquel momento se me escapo la mano de aquel frenético ritmo y la punta de mi amigo destapo de una pasada su coñito depilado. Ayudándome con la otra mano libre corrí como si fuera un telón el empapado tanga que quedaba por descubrir, procurando no tocarle nada más que no fuera tela.

– Que jugosito y húmedo parece… Mmmm que ganitas de comérmelo eh! – dije empezando a rozar directamente el capullo del vibrador por su suave conchita.
– Si cariño… Mmmm…. ¡comételo! – exclamó
– ¡No, todavía no! – A la vez que decía esto inserte de una estocada el grueso capullo.
– (Gemido) Oooh Siii!! … ¡como lo noto cariño! ¡Mételo más! – suplicó descontrolada, debido al inmenso placer que le estaba produciendo.
– ¿Te gusta verdad mi putita? – le susurré al oído. Accioné el control giratorio, mientras, no dejaba de penetrarla rítmicamente, cada vez un poquito mas adentro.
– (Gemidos)
– Siii! ¡Me encanta! ¡Como lo noto girar dentro! Métemelo un poquito más mi niño…. un poquito ¡más! –

Comencé a penetrarla como un verdadero poseso, mi excitación removía de un lado para otro mi polla que permanecía todavía dentro del vaquero, estaba dura como una piedra y me la sentía gordísima. En un intento desesperado de cogerle el relevo al egocéntrico aparato se lo metí casi entero hasta donde llega la bala-conejo para juguetear con su brillante golosina, transmitiéndole así las fuertes sacudidas a su rico y hinchadito clítoris. Medio enloquecido lo apretaba cada vez más fuerte….. Mordiendo su tembloroso labio enmudeció con un grito ahogado, todos los músculos de su cuerpo se tensaron al momento haciéndole alcanzar un intenso y largo orgasmo que enseguida noté por sus pequeños espasmos en las piernas y por la lubricación extra que resbalaba por el aparato, al cual no pude evitar darle un lametón para saborear por fin tan ansiado néctar.

La siguiente imagen la tengo grabada a fuego todavía en la memoria, su conchita se abría y se cerraba involuntariamente derramando un cristalino liquido mojando todas sus ingles producto del clímax alcanzado. Yacía extasiada en el sofá con el sujetador y el tanga empapado aún sin quitar y con los ojos todavía vendados.

– ¡Corre! Fóllame y bésame… pero tú sólo ahora…- aquellas palabras como si fueran mágicas hicieron volver la cordura en mí.

La agarré de las manos e hice que se levantara del sofá. Parecía mas alta de lo normal, y así era, calzaba unos preciosos zapatos de tacón negros a juego con todo el resto de poca ropa que llevaba, empecé a contemplarla de arriba a bajo mientras giraba a su alrededor, mi rabo volvía a crecer… Me coloque finalmente frente a ella y desnudando la venda le concedí el sentido de la vista…. comenzamos a comernos el uno al otro con ansias desesperadas. En unos instantes estaba encima de mí sentada a horcajadas en el sofá, tomando mi pecho con sus dos manos, besándome apasionada y desordenadamente. Yo seguí aquel juego con besos suaves y muy juntos que iban recorriendo lentamente su cuello, mientras le acariciaba su pelo, hasta llegar al inicio del canalillo. Mis besos llegaron a su pecho, los besé y casi mordí por encima de su sujetador negro, de fondo, podía oír sus gemidos, aún casi imperceptibles, pero ya rítmicos.

Entonces ante mi sorpresa, ella se apartó ligeramente, tenía la cara que de un color rojo intenso, supongo que de la excitación y de lo caliente que estaba. Tras apartarse suficientemente tomó mis manos y comenzó a restregarlas lascivamente por sus tetas, que estaban muy duras. Eso fue para mí demasiado, me solté, y de un tirón le quité el sujetador, dejando al descubierto dos perfectas y firmes tetas de piel clarita como la nieve, con unos grandes y rosados pezones, que inmediatamente chupé y lamí, cuando los gemidos de mi novia pasaron a ser mucho más fuertes. Debí de estar un buen rato dándole un repaso a sus tetas, que eran mucho más bonitas de lo que recordaba, cuando me incorporé, la aparté y la puse a ella en mi lugar en el sofá.

Allí sentada no me fue difícil bajarle el fino tanga de hilo, tomarla por su culo duro, y ver como ella se dejaba hacer completamente. Sentada como estaba pude ver un coño grande y muy húmedo, al que no dudé en meterle mi lengua hasta el fondo, hasta encontrar su clítoris y comenzar a masajearlo y lamerlo como un poseso. Ella ahora si gemía, como una auténtica loca, me tiraba del pelo, mientras le lamía su jugoso coño, caliente y muy húmedo… en ello estaba, cuando comenzó a gemir más fuerte aún y a tener contracciones a cada lengüetazo, casi no podría creerlo, mee estaba comiendo por fin el tierno y esperado coño a mi chica, mientras ella se deshacía en gemidos en el sofá. Estaba muy excitado, aunque un poco incómodo, pues yo seguía completamente vestido, y mi polla a esas alturas, en su pleno esplendor ya no cabía en mis vaqueros, cuando ella, percatándose de esta situación, me apartó y levantándome, me puso en la mitad del salón. Empezó a recorrerme hacia abajo con sus labios y lengua explorando mi piel, mientras sus manos iban de mi abdomen con poca grasa hasta mis caderas, asombrosa pero muy excitada se detuvo unos segundos en uno de mis pezones dando vueltas con la punta de su lengua y dando pequeños mordiscos. Muchos hombres no lo admiten pero a nosotros como a ellas los pezones nos matan de placer, la sensación de la tímida lengua sobre las aureolas y sobre el pezón nos da una descarga de placer como electricidad. Siguió bajando hasta llegar a mis pantalones los cuales quitó con furia, bajó mi cremallera y me los quitó de unos cuantos tirones para ver lo que le esperaba, mi miembro potente se erguía bajo los bóxers, he de decir que tenía un tamaño impresionante debido al cúmulo de excitación, por fin, había llegado su turno. En el momento en que me desnudó recordé que también yo estaba depilado.

Allí estaba mientras ella, ya de rodillas, como si fuera la última vez que fuera hacerlo, me pasaba sus manos por todo mi cuerpo, agarrándome con especial fuerza el bulto de mi polla, cogió con sus dos manos mi polla para comenzar a hacerme una lenta y sensual paja, le hice usar una mano para acariciar mis suaves bolas mientras recorría la punta con la lengua y comenzaba a metérsela entera en su boca, para comenzar a chupármela como si estuviera acostumbrada a ello.

El secreto en una buena mamada es el saber ciertos puntos en la anatomía del miembro masculino, eso y saber que hacer una sola cosa muchas veces en un mismo punto es aburrido, yo disfruto con las mamadas, una zona muy erógena es la base que delimita la punta del cuello, hay un lugar donde se forma una pequeña V, en ese sitio lo que de verdad me pone, es que me pase la punta de la lengua de abajo hacia arriba en un simple lengüetazo cálido, me vengo solamente pensarlo.

Estaba comiéndome la polla, con ganas, con las dos manos, mirándome, y chupando con mucha fuerza y ganas, sin duda, quería que me corriera, aunque yo no estaba seguro de que eso la gustara. Siguió chupando y lamiendo mi polla, a veces se la sacaba de la boca para lamerla como una piruleta, otras veces mientras me la comía se metía un dedo en el coño, otras me apretaba con su dedo índice el perineo y surcaba mi ano a la vez que me miraba con sus grandes ojos mientras tenía mi polla en su boca. Tras unos minutos que me parecieron eternos, y tras encontrarme a mí mismo gimiendo fuerte, sentí que me iba a correr, y traté de sacar mi polla de su boca, cuando de nuevo, me sorprendió agarrándome con más fuerza y chupando con más ansias. Finalmente con un largo grito me corrí, y sentí como mi tibio líquido se corría largamente por la boca de ella, mientras ella me miraba viciosa y emitía un ligero: Ummmmmmmmm… Después de esto la cogí en brazos, aun tenía los labios manchados con mi esperma, eso no evito que nos fundiéramos en un atornillado beso con lengua, mientras la conducía a su habitación. La tumbé en la cama, cuando me acuclillé sobre ella empecé a besar sus desnudos pechos mientras ella jugueteaba con mi cabello. Mis manos recorrieron sus pechos y abdomen a su antojo mientras ella, con una mano, guiaba mi miembro hacia su vagina, entró suave y placentero mientras los esfínteres de su vagina se cerraban sobre mi polla haciéndome dar un gemido de placer.

Sus esfínteres se relajaban y apretaban conforme el suave y lento contoneo de mi cuerpo iba de arriba abajo, los dos respirábamos fuertemente mientras mi boca recorría la estructura de sus senos y los memorizaba con la lengua.

Para mí el orgasmo es la consumación del acto mas no el final, el acto en si es lo que quiero y no solo el premio de hacerla llegar una vez al clímax, siempre buscaba mas… esa vez había sido una buena chica siguiendo mis pasos, aceptando en todo momento las reglas del juego y recibiendo en su boca lo que yo quería darle. Con un leve empujón me tiro de espaldas sobre las patas de la cama, se hizo rápidamente una coleta con la goma de pelo que llevaba en la muñeca y me monto como a un caballo con ambas manos levantadas, esta posición nos da una increíble vista de su cuerpo y al mismo tiempo ellas toman el control de la situación, dominando a su antojo el cuerpo de ambos.

Empezó a dar pequeños brincos mientras sus senos rebotaban, pude ver mi grata sonrisa reflejada en su cara mientras el mete y saca se volvía cada vez más intenso, me mordí los labios con fuerza mientras jadeaba fuertemente, la velocidad se volvió más de la necesaria y pasó más a volverse como una película porno donde es mas exhibición que placer, pero eso también nos encanta a los hombres.

Llego el momento donde tuvo que soltar su cabello y apoyar sus manos sobre mis pectorales para solo mover la cadera de arriba para abajo, el secreto en esta parte es mirarle directamente a los ojos y mostrarle con la mirada cuanto lo disfrutas. La cogí por la espalda mientras sentí los primeros espasmos de mi miembro, en ese momento ella aminoró el paso hasta casi estar detenidos, succionó por completo mi miembro con su vagina apretando fuertemente contra mi, como si quisiera clavársela mas adentro… al unísono, mientras me corría dentro de ella, ambos estallamos en una mezcla de gritos con palabras ininteligibles y gemidos, su rostro era el vivo retrato del éxtasis mientras yo sonreía con mi misión cumplida.

Nos recostamos uno al lado del otro mientras yo le abrazaba y acariciaba por todo el cuerpo, empezábamos a hablar, me contó muchas cosas y yo también a ella, hablamos sobre mi viaje en avión, le conté mi pequeña travesura en los lavabos, ella me contó como había disfrutado con el nuevo juguete que formaba ya parte de nuestro surtido repertorio, hablamos también de lo rápido que pasa el tiempo cuando quiere, su subjetividad hizo pasar estas dos ultimas horas volando… pero hubo una pregunta que le interesó mas y aun recuerdo esa parte, el tema era sobre si las mujeres o los hombres deseaban más hacer un trío, ella quería saber si los hombre pensamos a menudo sobre eso… La respuesta era obvia, era la FANTASIA por excelencia – ¡claro que sí! –

Hacia tan solo unas horas leyendo aquella revista en el avión, había vuelto a pensarlo, encabezaba la lista de aquel cuestionario como fantasía sexual predilecta, tanto para hombres como para mujeres.

– ¡Esta claro cariño! – lo que yo no sabía en aquel momento era que ella lo tenía mucho mas claro y decidido que yo, ni los acontecimientos que la maldita preguntita acarrearía… ¡estaba poniéndome a prueba!
– ¿No tienes hambre pixurrin? Vamos a cenar, ¡te invito!
– Que la noche es joven y todavía no ha comenzado. – dijo con un tono de voz sugerente. Y lo cierto es que aquella noche todo iría un paso más allá.

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